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Cuida tus oídos en Fallas

Una forma de disfrutar de las fallas es asistir a «les mascletades», los «castells» i las «despertades“ eventos en los que se disparan artefactos pirotécnicos que llenan las ciudades valencianas de colores, humo y olor a pólvora. Pero también de fuego y de estruendos. Con estas dos últimas cosas hay que tener cuidado porque provocan accidentes. No se trata de una cuestión menor: durante la redacción del presente artículo hemos conocido la muerte de un trabajador por la explosión ocurrida en  un obrador pirotécnico, con algunos heridos más de diversa consideración. Otros años, con el paso de los días de las fiestas falleras, surgen accidentes demasiado frecuentemente  que, cuando no afectan a un número elevado de individuos, no suelen merecer espacio en los medios de comunicación, pero que no son, para nada, infrecuentes. ¿No conoces a alguien que  haya sufrido alguno?

Como forma de compromiso con la salud, otra vez ya dimos consejos sobre cómo protegerse ante el riesgo de sufrir quemaduras, -lo puedes leer en el blog-, y hemos creído que debíamos, esta vez, dar algunas pautas referidas al ruido.

Llama la atención que, si realizas una búsqueda de material para elaborar un artículo, encuentres fácilmente  aquellos que hablen de los riesgos de quemarte, pero son menos los que mencionan los riesgos  del ruido, o no hablano lo hacen solo residualmente. Y, sin embargo, cuando se atiende a lo legislado no pasa lo mismo, y así, la Unión Europea, en una Directiva, clasifica los artificios en función del riesgo que produce el ruido:

  • Categoría I: Riesgo bajo, ruido bajo. Pueden estar indicados para interiores. Prohibidos para menores de 12 años.
  • Categoría II: Riesgo bajo, ruido bajo. Únicamente en exteriores. Prohibidos para menores de 16 años.
  • Categoría III: Riesgo medio y un ruido superior al de las anteriores categorías pero sin ser dañino para la salud. Indicados para amplios espacios abiertos en exteriores. Prohibidos para menores de 18 años.
  • Categoría IV: Material solo para uso profesional.

Aunque los riesgos para la vida son mayores por las deflagraciones o por las quemaduras, no debemos minusvalorar los efectos que los ruidos pueden provocar sobre el oído. Probablemente son menos graves pero más usuales.El nivel acústico de una conversación es de unos 60 decibelios, pasando la aspiradora, se puede elevar a los 70, con el claxon del coche a los 90 y por el motor de un avión a unos 120. La explosión de un objeto pirotécnico, cuando es muy fuerte, puede alcanzar los 140,o dicho de otra manera, el nivel de ruido en uno de estos eventos puede alcanzar un nivel superior al que produce el paso de un avión. Pues bien, ese nivel de ruido es capaz de generar un trauma acústico que puede llegar a ser grave, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), especialmente a los niños más pequeños por el carácter más frágil de sus oídos.

La medida de prevención más eficaz para evitar sufrir daño es guardar una distancia prudencial respecto del lugar de los estallidos, atendiendo a las medidas de precaución que dicten las autoridades locales, especialmente si vamos acompañados de niños.

Otra es proteger nuestro sistema auditivo durante nuestra asistencia a los espectáculos considerando la conexión entre el oído y la trompa de Eustaquio. Debemos recordar que, cuando se produce una explosión, las ondas sonoras que se producen llegan a los tímpanos desde las orejas y también desde la boca a través de dicha trompa e, incluso, una pequeña parte, por la nariz. La onda expansiva provocada por la deflagración con la boca abierta y los oídos tapados fuerza el tímpano hacia el exterior pudiendo llegar a romperlo. Por lo tanto si tenemos la boca abierta, debemos tener los oídos destapados. Puede ayudarnos a mantener la boca abierta tener algún objeto entre los dientes que asegure dicha apertura. Por el contrario, si cerramos la boca deberemos tapar los oídos, porque, en caso contrario, se podría romper el tímpano hacia el interior. Una buena idea, si decidimos tener la boca cerrada, es taponar los oídos con un poco de algodón o con unos tapones para evitar los efectos perjudiciales de la sobrepresión. Pero recuerda siempre: o todo abierto ó todo cerrado.

Una vez que hemos asistido al acontecimiento nos queda evaluar cuál ha sido el efecto que podamos notar en los oídos, Si nos zumban y tenemos dificultades para entender las voces próximas, significa que hemos sufrido un trauma auditivo, leve en la mayoría de los casos, pero que puede transformarse en algo peor si seguimos exponiéndonos. Un indicio a posteriori que puede indicarnos que la cosa no va bien es no percibir sonidos de baja intensidad, como el canto de los pájaros o el sonido de las hojas de los árboles movidas por el viento. En este caso, deberemos acudir al médico para que nos someta a un chequeo auditivo.

Finalizamos con un resumen de consejos:

Los nuestros:

. Vigila la distancia que hay desde el punto de detonación del espectáculo pirotécnico: cuanto más lejos estés tendrás menos posibilidades de sufrir daños por ruido.

. Es conveniente mantener a los niños alejados, ya que son la población más susceptible de sufrir consecuencias negativas.

Es preferible que te sitúes en espacios abiertos en lugar de los espacios cerrados, para evitar la concentración de la onda expansiva.

. Los tapones o un poco de algodón en los oídos pueden ayudar a disipar la onda sonora. Si te los colocas, mantén también la boca cerrada.

  • Si, por el contrario, mantienes la boca abierta, recuerda que no debes taponar de ninguna manera los oídos.

    .Acude al médico ante cualquier duda sobre la calidad de la audición.

Extraídos de  la página web de la O. C.U.: Consejos para divertirse sin sustos

  • Compra la pirotecnia sólo en comercios autorizados. Revisa su etiqueta, lee las normas de uso y comprueba que figuran el nombre y la categoría del producto, el etiquetado CE y  la dirección del fabricante/distribuidor.
  • No los compres nunca sin su correspondiente envase o embalaje.
  • Compra una mecha de encender para tus petardos. Si usas directamente un mechero o una cerilla, la llama puede desviarse y hacer que explote el petardo sin darte tiempo a alejarte.
  • Respeta las edades indicadas y no dejes que los niños jueguen con ellos. Siempre debe haber un adulto vigilando.
  • No los enciendas a menos de 500 metros de árboles o lugares con riesgo de incendio. No los uses en días de viento.
  • No los manipules intentando extraer su contenido y nunca te los guardes en los bolsillos.
  • Nunca los dispares directamente desde tu mano, podrías sufrir daños irreversibles.
  • No enciendas más de uno a la vez. Enciende uno y retrocede rápidamente. Si son artilugios aéreos, no los lances donde haya obstáculos en su trayectoria.
  • Procura que no haya ninguna parte del cuerpo por encima del artilugio al encenderlo.
  • Enciende la mecha por su extremo más alejado. No los enciendas dentro de botellas o latas.
  • Si el artilugio no se enciende o no explota, no te acerques. Espera un tiempo prudencial y, salvo que la mecha esté intacta, no vuelvas a encenderlo. Sumérgelo en un cubo con agua para inutilizarlo.
  • No fumes mientras manejas material pirotécnico y no enciendas petardos si sostienes otros en las manos.
  • Si los vas a transportar en un vehículo, toma precauciones con el calor excesivo y no los saques de su envoltorio original hasta que los vayas a disparar.
  • No los lances jamás contra personas, animales o bienes.
  • Ten a mano un cubo de agua o una manguera de jardín para cualquier imprevisto.
  • Una vez disparados, moja los restos con agua antes de tirarlos a la basura.
  • Escoge un lugar abierto, preferiblemente un descampado con una superficie lisa, sin vegetación y en el caso de artificios voladores siempre alejado de edificios. Nunca lances petardos desde ventanas o balcones y ojo con algunas normativas municipales, que prohíben utilizar petardos y fuegos artificiales.
  • Mantén a tus mascotas en lugares cerrados, con agua, comida y ventilación, donde el ruido les afecte lo menos posible.

 

FELICES FALLAS.

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